Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35.

—No me dejas otra opción —dijo Hyuwon, sacando su teléfono del bolsillo—. Tal vez esto te haga cambiar de parecer, pero déjame decirte que tú me estás obligando a hacer esto.

Jungkook observó con desconfianza cómo Hyuwon manipulaba el teléfono en sus manos, temiendo lo que pudiera mostrarle. Pero más que el miedo, era la creciente certeza de que Hyuwon de alguna forma u otra lograría su objetivo. Unos segundos más tarde Hyuwon le mostró la pantalla del teléfono, frunció el ceño al ver la imagen que aparecía en ella: Jimin estaba en el estacionamiento del edificio donde vivían, iba empujando la carreola con la pequeña Ayla dentro de esta.

La imagen era tan normal, tan cotidiana, que por un momento casi se permitió creer que todo estaba bien, pero conocía a Hyuwon así que la angustia comenzó a formarse en su pecho.

—Hermosa niña, ¿no crees? —susurró Hyuwon, acercándose un poco más para enseñarle la mejor parte que estaba por venir.

La mirada del ojiverde permaneció fija en la pantalla, donde de repente, el ángulo de la cámara cambió hasta enfocarse en la figura de un hombre, oculto en las columnas, sosteniendo una pistola que apuntaba directamente a la pequeña Ayla.

Sintió cómo su estómago se contraía de miedo. Intentó sentarse, pero el dolor y la debilidad lo mantuvieron en la cama.

—Sería una lástima que algo le ocurriera.

—¡Eres un maldito demente!

Hyuwon sonrió.

—Si no haces lo que te pido este será el último día que su querido padre esté a su lado. Mira, sería lamentable que un padre vea como muere su hija de una forma tan horrible.

Jungkook quería gritarle, golpearlo o hacer algo para detenerlo, pero se encontraba atrapado entre el miedo y la impotencia. Todo en su interior le decía que debía proteger a Ayla a cualquier costo, no importaba que fuera lo que debía decir.

—¿Entonces qué harás? —inquirió Hyuwon sacando otro teléfono de su bolsillo mientras le seguía mostrando el en vivo—. Quién está ahí sólo espera mi llamada para jalar del gatillo.

Con su mano libre empezó a buscar el contacto dentro de su historial de llamadas, una vez lo encontró le mostró la pantalla con los dígitos del número.

—El tiempo se acaba, sino decides rápido esa niña morirá y tú cargarás con esa culpa.

Jungkook sintió cómo el frío se apoderaba de su cuerpo, su respiración más agitada, el sudor cubriendo su frente. El temor por la vida de Ayla lo dominaba y cualquier pensamiento de resistencia se desvaneció de su mente.

—Lo haré —murmuró Jungkook, su voz rota, derrotada.

Hyuwon sonrió con satisfacción, marcando al número que ya tenía escogido. Llevó el aparato a su oreja una vez fue atendido.

—No hagas nada y vete de ahí.

Tras decirlo cortó la llamada y guardó el móvil nuevamente mientras que Jungkook veía como aquel hombre vestido completamente de negro bajó la pistola y se alejó de Jimin y Ayla rápidamente.

Sintió un gran alivio al ver que ambos ya estaban seguro pero aún así todavía la rabia y la impotencia permanecían en él.

Hyuwon retiró el teléfono que le mostraba y le dio una palmada en la mejilla a su sobrino.

—¿Ves que no era tan difícil aceptar? Ahora, lo que tienes que decir cuando la detective venga a verte es que tú mismo trataste de matarte —explicó—. Y ya, eso es todo —dijo con una sonrisa amplia—. Solo asegúrate de decir lo que digo, no puedes decirle a nadie sobre esto o de lo contrario tu querida niña sufrirá las consecuencias.

Justo en ese instante la puerta de la habitación se abrió con un golpe seco. El señor Hongseok entró con una bandeja de comida en las manos, había ido por la merienda de su nieto. Tardó un poco más de lo esperado sin embargo había estado escuchando todo lo que Hyuwon decía.

El señor Hongseok dejó la bandeja a un lado y caminó con paso decidido hacia Hyuwon.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —preguntó con la voz llena de autoridad.

Hyuwon se giró lentamente hacia su padre, su expresión de desprecio intacta.

—Nada que te importe, viejo —respondió con arrogancia—. Esto es un asunto entre Jungkook y yo.

El señor Hongseok, sin mostrar rastro de miedo, dio otro paso hacia él, mirando directamente a su hijo.

—Deja de jugar con la vida de esa niña, Hyuwon —dijo con firmeza, señalando el teléfono que aún sostenía—. Sabes que no permitiré que le hagas daño.

Hyuwon apretó la mandíbula, pero su sonrisa no desapareció.

—¿De verdad crees que puedes detenerme? —se burló, inclinándose hacia él—. Ya no tienes el control de nada. Tu tiempo pasó hace mucho.

—Eso es lo que tú crees —respondió el señor Hongseok, manteniendo la mirada fija en los ojos de su hijo—. Pero tú y yo sabemos muy bien que puedo arruinar todos tus planes si así lo quiero. No eres tan intocable como crees, Hyuwon.

Por primera vez, la sonrisa de Hyuwon se desvaneció ligeramente, aunque intentó disimularlo.

—No tienes ni idea de lo que estás diciendo, ¿qué podría hacer un viejo como tú en mi contra?

—Puedo arruinarte —replicó el señor Hongseok, dando un paso más cerca, hasta quedar frente a frente—. Lucius Santana —el nombre lo dijo de manera lenta y marcada—, ¿te suena? —sonrió ante la expresión de asombro de Hyuwon—. Tal vez creas que tienes todo bajo control, pero aún no te has librado de mí.

—Estás jugando con fuego.

—Y tú estás jugando con vidas inocentes —dijo el señor Hongseok, su voz ahora más dura—. Deja tu venganza estúpida. No tienes un solo motivo para hacer esto y lo sabes.

Hyuwon rió con amargura, pero había un leve temblor en su risa.

—Siempre tan moralista, ¿no es cierto? Crees que puedes sermonearme y todo se resolverá. Pero lo que no entiendes es que esto no tiene vuelta atrás, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para mantener lo que me pertenece.

—Nada te pertenece —espetó el señor Hongseok, ahora furioso—. Y no puedes jugar con la vida de las personas, ¡mucho menos utilizar la vida de una bebé! No permitiré que involucres a Jimin o la niña en esto.

Por un momento, Hyuwon guardó silencio. El enfrentamiento entre ambos era tenso, como una cuerda a punto de romperse. Jungkook, en la cama, los observaba sin saber qué hacer pero por primera vez veía que su abuelo tenía cierto poder sobre su hijo.

Hyuwon finalmente rompió el silencio, aunque su voz era más baja, cargada de odio.

—No intentes detenerme, papá. No sabes de lo que soy capaz.

—Sé perfectamente de lo que eres capaz, y por eso, si te atreves a poner en peligro a esa niña, volver a lastimar a Jungkook o tratar de culpar a Jimin, no tendré piedad contigo. Esta es mi última advertencia, Hyuwon.

El señor Hongseok veía como los ojos de su hijo brillaban de furia, pero aún así no le respondió. Simplemente guardó el teléfono en su bolsillo y se apartó de él, como un depredador evaluando si debía atacar o retroceder.

—Quieras o no tendrás que hacer lo que te dije Jungkook —fue todo lo que dijo antes de girarse y caminar hacia la puerta.

Cuando la puerta se cerró, el señor Hongseok suspiró pesadamente. Luego se giró hacia su nieto.

—¿Tú sabías que Hyuwon creó pruebas falsas contra mi esposo? —preguntó de inmediato.

Los ojos del abuelo se abrieron un poco más de lo normal.

—Entonces fue él —susurró para sí mismo.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Lo siento, hijo —dijo acercándose a su cama—. Pensé que era lo mejor porque estás recuperándote. Pero no te preocupes, me he estado encargando de eso y junto mi abogado hemos estado viendo que hacer en caso de que la policía reciba esas pruebas.

Jungkook negó con la cabeza un poco enojado porque si hubiera estado al tanto podría haber previsto que Hyuwon trataría de manipularlo. Estiró su mano y agarró el teléfono que estaba sobre el mueble de al lado.

—Me vas decir todo lo que sabes abuelo —sentenció mientras marcaba un número en su teléfono.

—De acuerdo, hijo.

✧✦✧

Jimin cerró la laptop con un suspiro pesado, sus ojos cansados por haber trabajado toda la noche pero la propuesta para Patrick Evans finalmente estaba lista. Sabía que su cuerpo le pedía a gritos un descanso, pero no había tiempo para relajarse, debía ir a la agencia y entregar el trabajo a Seokjin.

Rápidamente se arregló y también a Ayla, luego de eso salió del departamento para dirigirse al estacionamiento. Cuando se acercaba al auto mientras empujaba la carreola sintió algo extraño como si alguien lo estuviera observando, se detuvo un momento y miró a su alrededor pero no veía nada raro. Creyó era una consecuencia por estar despierto toda la noche así que continuó su andar hasta llegar a su auto, bueno, era el de Jungkook pero él le había dicho que lo usara para transportarse.

Acomodó a su hija en el asiento de atrás, en el lugar especial para ella y apenas si iba a cerrar la puerta cuando su teléfono vibró. Lo sacó de la bolsa de su pantalón y sonrió al ver el nombre de Jungkook en la pantalla.

Respondió con alegría en su voz.

—Hola —dijo, empujando suavemente la puerta del auto para cerrarla.

Hola. ¿Qué estás haciendo? —preguntó Jungkook, su voz sonando cálida y familiar a través del teléfono.

—Voy a ir a la agencia —explicó Jimin, acomodándose en el asiento del conductor—. Entregaré la nueva propuesta —le había comentado a su esposo que estaba ayudando a Seokjin.

Jungkook suspiró aliviado, y Jimin pudo imaginar la pequeña sonrisa que debía haber aparecido en su rostro.

—Sabía que podrías hacerlo.

Gracias.

¿Y Ayla? ¿Está bien? —trató de sonar tranquilo, aunque una sombra de preocupación oscurecía su mente.

—Sí, ella está bien.

Me alegra oírlo —dijo Jungkook, su tono haciéndose un poco más serio—. Por favor ten cuidado de camino a la agencia, ¿sí?

—Lo tendré, además sólo dejaré esto en la agencia e iré a verte.

Jeon se quedó callado, como si pensara en algo o en qué iba a decir.

—¿Jungkook?

Aquí estoy, solo ten cuidado y si sientes algo extraño, o que algo no está bien, no dudes en llamarme —no quería alarmar a Jimin, especialmente después de todo lo que habían pasado recientemente, sin embargo no podía evitar pedirle que se cuidara

—Está bien.

Te amo, Jimin —dijo finalmente, su voz suavizándose.

—Yo también te amo, Jungkook.

Dale un beso a nuestra pequeña de mi parte.

—Claro, yo se lo doy. Nos vemos pronto —cortó la llamada.

✧✦✧

Hyuwon salió del hospital con pasos rápidos, los nervios empezando a filtrarse por su fachada de calma habitual. Su padre había escuchado más de lo que hubiera querido. Mientras avanzaba hacia su auto, sacó su teléfono y marcó rápidamente un número.

—Espero que ya hayas cumplido con lo que te pedí —dijo en cuanto la línea se conectó.

—Todavía no hemos ejecutado el arresto, pero el equipo está listo.

Hyuwon apretó la mandíbula, frustrado. Su plan se estaba desmoronando lentamente, pero aún no estaba dispuesto a perder.

—¡¿Y qué esperas para dar la orden?! —espetó Hyuwon enojado—. Ya te di todo lo que necesitas para justificar el arresto.

El capitán de policía permaneció en silencio por un momento antes de ceder, sin atreverse a contradecir a Hyuwon.

Entendido, procederé de inmediato.

Hyuwon cortó la llamada con un golpe seco y dejó escapar un suspiro de alivio. Ahora que la orden de arresto contra Jimin estaba en marcha, Jungkook no tendría otra opción más que ceder. Si no quería ver a su esposo tras las rejas, tendría que seguir con el plan.

Sin embargo, mientras guardaba su teléfono en el bolsillo, este sonó nuevamente. Miró la pantalla y frunció el ceño al ver el nombre de Lucius. No tenía paciencia para lidiar con él, pero sabía que debía responder.

Con un suspiro exasperado, contestó la llamada.

—¿A qué debo tu llamada? —ocultó su irritación con un tono amable.

Tenemos un problema. Tu padre ha estado indagando demasiado sobre nuestros... negocios.

Hyuwon apretó el volante con una mano mientras sujetaba el teléfono con la otra.

Está preguntando por los negocios ilícitos que tenemos —añadió Lucius, su tono más grave—. Y si sigue así, va terminar descubriendo lo de Juwon.

Las palabras golpearon a Hyuwon con fuerza. El nombre de su hermano fallecido, Jeon Juwon, flotaba en el aire como un peso que no podía quitarse de encima.

—¿Qué tipo de preguntas está haciendo?

Está hablando con personas que podrían revelar información crucial y si sigue por ese camino... —Lucius hizo una pausa para asegurarse de que Hyuwon captara la gravedad—, va a descubrir que yo te ayudé a deshacerte de tu hermano y no hace falta que te diga lo que eso significaría.

Hyuwon tragó saliva, tratando de mantener la compostura.

—Ese maldito viejo —murmuró, su mente ya ideando formas de detener a su padre.

Lucius soltó una risa corta.

Más te vale que te encargues de él de una vez —dijo con tono cortante—. Porque si yo caigo me aseguraré de arrastrarte conmigo.

La amenaza implícita en las palabras de Lucius hizo que la sangre de Hyuwon se helara por un momento. Lucius nunca había sido del tipo que hacía advertencias vacías. Si Hongseok descubría la verdad sobre la muerte de Juwon, todo se vendría abajo.

—No necesito que me lo recuerdes —respondió finalmente—. Me encargaré de mi padre. No te preocupes por eso.

El silencio al otro lado de la línea fue tenso, como si Lucius evaluara si realmente podía confiar en esas palabras.

Muy bien —dijo antes de cortar la llamada abruptamente.

Hyuwon tiró el teléfono al asiento del copiloto con frustración. Respiró hondo, tratando de contener la rabia que se juntaba en su interior.

—Tengo que hacer algo —dijo antes de pisar el acelerador, sabiendo que debía actuar antes de que su padre pudiera descubrir algo importante.

✧✦✧

La detective caminaba por los pasillos de la comisaría con la mente dividida. El capitán le había dado una orden clara pero algo no le terminaba de cuadrar. No podía quitarse la sensación de que todo era demasiado conveniente, demasiado perfecto. Aunque no se fiaba completamente de él, no lo veía como la mente maestra detrás de un intento de asesinato.

No parecía serlo.

Cuando vio a Hoseok, en unos de los cubículos revisando unos documentos, se acercó a él.

—¿Qué te dijo el capitán? —preguntó con suma curiosidad.

Roseanne negó con la cabeza.

—Necesito que hagas algo por mí —dijo en voz baja, mirando alrededor para asegurarse de que nadie más la escuchara.

Hoseok levantó la vista, notando el tono urgente en su voz.

—¿Qué pasa?

—Vamos a mi oficina.

El oficial Jung asintió con la cabeza y se puso de pie. Siguió a Roseanne y una vez que cruzaron la puerta ella la cerró y se giró hacia él.

—Aparecieron estas pruebas que incriminan a Park con el envenenamiento.

Roseanne extendió el sobre con las pruebas. Hoseok al leerlos negó con la cabeza incrédulo.

—El capitán me ordenó arrestarlo de inmediato.

—¿Confirmaron su veracidad? —el contrato y la receta médica parecían ser genuinos pero no debían confiarse, no hasta que un experto las analizara.

—No están verificadas.

Los ojos de Jung se abrieron en grande.

—¿No las verificó el capitán antes de darte la orden?

Roseanne negó con la cabeza.

—Si no confirmamos que son reales y arrestamos a Park, nos meteremos en problemas.

—Ya lo sé, pero si el capitán insiste con su arresto entonces quiere decir que hay algo raro.

—¿Crees que la orden viene de...? —con su dedo índice apuntó hacia arriba.

—Así es, alguien con poder está detrás. Pero eso nos confirma algo importante

—Nos indica que Park no es culpable.

Roseanne asintió con la cabeza, con una pequeña sonrisa.

—Alguien influyente está tratando de limpiarse las manos usando a Park como chivo expiatorio —dijo Hoseok—. Podría ser uno de nuestros principales sospechosos.

—Yo creo que si es uno de ellos y por eso mismo quiero que lleves las pruebas a un laboratorio independiente y que alguien neutral las analice. No podemos dejar que alguien inocente vaya a prisión.

—Bien, eso haré —volvió a meter los papeles en el sobre—. ¿Pero entonces qué harás con la orden que dio el capitán?

—Tengo que cumplir o de lo contrario me quitará el caso.

—¿Entonces lo arrestarás de todas formas?

Roseanne dijo que sí con un asentimiento de cabeza.

—Pero ocupo que hagas algo antes de ir al laboratorio.

✧✦✧

Jimin estaba a punto de encender el motor del auto cuando alguien lo llamó a lo lejos.

—Señor Park.

Levantó la vista y se sorprendió al ver a Jung Hoseok dirigiéndose hacia el auto. Sintió cómo su corazón se aceleraba y empezó a preguntarse si la policía ya había encontrado las pruebas falsas que lo incriminaban. Trató de mantener la calma, pero no pudo evitar que el miedo emergiera.

Una vez que el oficial terminó de acercarse se quedó parado delante de la puerta del conductor y su mirada pasó brevemente por el asiento trasero del auto, donde Ayla jugaba en su asiento para bebés.

—¿En qué puedo ayudarlo? —preguntó, aunque ya sospechaba la razón.

—Necesito que me acompañe a la comisaría.

—¿Por qué? —preguntó.

Hoseok lo miró con calma, pero sus ojos no revelaban mucho. No iba a decirle todo, al menos no allí.

—Solo necesitamos que conteste algunas preguntas. No le tomará mucho tiempo.

Jimin miró a su hija mientras pensaba, eran las 9am, tenía tiempo para responder esas preguntas y luego ir a la agencia.

Hoseok miró de nuevo a la pequeña Ayla y luego volvió la vista hacia Jimin, su expresión más suave, pero firme.

—Y si le preocupa su hija, no habrá problema con que ella venga. Solo será cuestión de minutos, lo prometo.

Jimin tragó saliva, sintiendo cómo una gota de sudor le bajaba por la sien. No tenía muchas opciones. Sabía que si se negaba o trataba de resistirse, podría levantar sospechas o empeorar la situación, aunque no sabía exactamente que situación.

—Está bien —dijo mientras asentía—. Lo sigo —se colocó el cinturón de seguridad.

—Tiene que ir conmigo, en mi auto.

Aunque le pareció raro, Jimin simplemente asintió con la cabeza.

✧✦✧

Roseanne se encontraba en su oficina, su escritorio estaba cubierto de papeles y expedientes abiertos, pero su mente estaba en otra parte, esperando con cierta impaciencia. Sabía que Hoseok traería a Jimin en cualquier momento.

El silencio de su oficina se rompió cuando su teléfono, que estaba a un lado del escritorio, vibró de repente. Al principio, pensó que era un mensaje rutinario, pero el número desconocido que apareció en la pantalla la hizo fruncir el ceño. Tomó el dispositivo con cierta cautela.

—¿Sí? —respondió con tono neutral, sin desviar la mirada de la ventana.

Hubo una pausa en la línea, y las palabras que escuchó la hizo sentarse un poco más derecha. Dejó el bolígrafo que había estado girando entre los dedos y se recostó en su silla. Escuchaba con atención.

—¿Es enserio? —murmuró, levantando ligeramente una ceja, aunque la respuesta del otro lado no la sorprendía tanto como quería aparentar.

La persona continuó hablando, y Roseanne, con un suspiro apenas audible, se levantó de su silla y caminó lentamente hacia la ventana. Su mirada estaba fija en las personas que caminaban por la calle.

—Bien... —dijo finalmente, asintiendo casi para sí misma—. Así será.

Sin más palabras, cortó la llamada y dejó el teléfono sobre el escritorio, su rostro permanecía inexpresivo.

—Veremos que sale de eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro